Sesgos psicológicos que impiden el éxito del movimiento por la reducción del sufrimiento intenso

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“A veces la gente no quiere escuchar la verdad, porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas.” –Friedrich Nietzsche “Así habló Zaratustra”.

“A veces la verdad es lo último que necesitamos escuchar…” (Flowers of War).

 

Creo que ya existen las tecnologías que nos permitirían una reducción enorme del sufrimiento intenso, y sin embargo, no las estamos empleando sistemáticamente, y el motivo es que tenemos una serie de sesgos [1] o programaciones mentales que juegan en nuestra contra y nos impiden ser felices.

Estas programaciones mentales son resultado de la evolución y priorizan el éxito reproductivo frente a la felicidad, además de ignorar en buena medida el sufrimiento intenso. Creo que estos sesgos psicológicos son el aspecto principal que impide el éxito del movimiento por la reducción del sufrimiento intenso. Si pudiéramos superarlos o resolverlos, estaríamos muchísimo más cerca de un mundo totalmente feliz.

Trabajar en entender y crear herramientas para superar los sesgos psicológicos podría ser una prioridad estratégica para el movimiento por la reducción del sufrimiento intenso.

Estos sesgos y programaciones mentales creo que son, al menos:

  • Priorizar la vida a toda costa [2] [c3]. Pensar y actuar de forma que, cuanta más vida mejor, sin tener en  cuenta el sufrimiento. Tratar de vivir vidas tan largas como sea posible y tener tantos descendientes como sea posible sin tener en cuenta las consecuencias. Pensar y sentir que no existir sería terrible, cuando, por el contrario, cuando no existíamos no teníamos ningún problema.
  • La insatisfacción permanente (adaptación hedónica; en inglés “hedonic treadmill” [3]).  (La de los Rolling: I can’t get no…)
  • Superstición: creer que pensar o hablar sobre cosas terribles las hace más probables, cuando precisamente es algo necesario para prevenirlas.
  • Creer que algunas cosas nunca cambian. Actuar y pensar como si fuéramos a vivir para siempre. Ignorar la propia muerte, lo que conduce a no tomar medidas para que, cuando llegue el momento, la propia muerte conlleve el mínimo sufrimiento posible.
  • Sesgo del superviviente. Creer que el sufrimiento intenso es algo que les pasa a los demás. Despreciar la posibilidad de que uno mismo tenga la mala suerte de experimentar un sufrimiento intenso. Creer que la suerte que hemos tenido hasta el momento nos acompañará siempre. Ignorar el sufrimiento difícil de encuestar [5].
  • Creer que el sufrimiento intenso no es tan malo, simplemente por desconocimiento.
  • La empatía, de forma que para evitar sufrir por empatía, se rechaza mentalmente la cualidad de ser “real” de las experiencias de sufrimiento intenso. Se consideran tan desagradables que resulta difícil de asumir que algo así pueda realmente existir.
  • Justicia, o justicia poética: creer que los responsables de malas acciones merecen sufrir, o que quien hizo sufrir, debe sufrir en igual medida [6] [c1].
  • Creer que el sufrimiento es necesario o al menos útil para alcanzar santidad, estado de gracia o redención de los pecados. En particular, se observa en la moral cristiana [c2].
  • Creer que el sufrimiento favorece la virtud o la nobleza de quien sufre. Esta es una creencia propia de la moral heróica o moral de los caballeros [c2].
  • Creer que hacer sufrir a quien nos ofendió restaura el honor perdido y lava las afrentas. Esta es una creencia propia de la moral basada en el honor [c2].
  • Creer que el sufrimiento es necesario para la felicidad, para “sentirse vivo”, para dar sentido a la vida [c2]. En realidad se trata, más que del sufrir, de superar el sufrimiento, ya que “No hay placer mayor que cuando se va el dolor”.
  • Hacer de la necesidad, virtud. Creer que, como “siempre ha sido así”, intentar cambiarlo será por tanto imposible o peligroso. Mejor no intentarlo y esforzarnos por creer que es bueno: “El sufrimiento es instructivo”, “Forja el carácter”, “Es inseparable del libre albedrío del ser humano” [10].
  • “Carnismo”: la psicología de comer animales. [11] [12]
  • El problema del pobre que come carne. [13] [14]
  • Miedo a lo desconocido. Necesitar el sufrimiento para sentir familiaridad y realismo. Algún tipo de “Tánatos”, pero en este caso particular, como atracción al sufrimiento en sí mismo, en general. La sensación de que el sufrimiento tiene que estar en la escena y de lo contrario la escena no será verdadera o es insegura (por ejemplo, el rechazo de la anestesia al principio, por parte de los médicos), irreal, desconocida, extraña…
  • Pensamiento ilusorio (tendencia a creer que todo va a ir bien) y el sesgo de confianza excesiva (confianza excesiva en nuestras propias creencias y habilidades).
  • Una aversión instintiva a la consideración moral del sufrimiento intenso y al reconocimiento de la posibilidad de que en el futuro pueda seguir existiendo mucho más desvalor que valor [15].

 

Documentos relacionados

 

Citas

  • [c1] To think that “…it is good for people to experience the negative consequences of bad decisions, especially when it comes to criminals and people who hurt us.” —David Moritz.
  • [c2] “Sadism and masochism (not just the sexual kind): the psychological bias that there is an unbreakable connection between suffering and happiness/meaning. A simple example of this is epics, fables, and adventure stories. The trials and tribulations of the protagonist are the thing that makes the tragedy or comedy meaningful. The desire to live one’s own adventure is an expression of both sadism (conquering enemies) and masochism (enduring struggle to become a hero). The centerpiece of the Bible is not a description of heaven, but Jesus’s death for our sins … We also think suffering is what it means to be alive.”David Moritz.
  • [c3] “Suppose you’re going to be tortured until you die. It would be better for you to die immediately. Yet, if someone runs at you with a sword, it’s plausible you’ll still run away … Suppose you’re going to live alone in a prison cell for a year, being given food and water. Once that year is up, you’ll be brutally tortured every day for the next year. But if you die within the first year, you can escape the future torture. From a hedonic perspective it’s clearly better for you to refrain from eating and drinking in order to kill yourself. But in practice, doing that would be very difficult. We shouldn’t infer from the fact that you eat after attempting starvation that you actually prefer to stay alive. Of course, the situation for animals in the wild may not be as drastic as the example just painted, but it illustrates the caution we should exercise when drawing conclusions about an organism’s preference for life from the instinctual survival behaviors that it demonstrates.”Brian Tomasik

 

Agradecimientos

 

 

Posted by Manu Herrán

Founder at Sentience Research. Associate at the Organisation for the Prevention of Intense Suffering (OPIS).

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