“Yo solo enseño una cosa: el sufrimiento y el fin del sufrimiento” –Gautama Buddha
Imaginemos un mundo donde todos los seres sean felices y no existan experiencias negativas.
En este mundo, ser envidioso (tal como conocemos ahora la envidia) sería imposible porque la envidia es una experiencia negativa. En este mundo, algunas personas serán felices y otras incluso más felices, pero a nadie realmente le importará cuánto. Creo que este es un buen argumento a favor del utilitarismo negativo, es decir, que reducir el sufrimiento es moralmente relevante, pero aumentar la felicidad no es moralmente relevante.
En este mundo imaginario, incluso siendo algo bueno aumentar la felicidad, no sería moralmente relevante. Porque no sería relevante en absoluto.
El aumento de la felicidad (cuando el nivel de felicidad es ya superior a cero) no es relevante por definición. Incrementar la felicidad es “bueno”, pero no es “relevante”. ¿Por qué? Si alguien está por encima del cero, realmente encima del cero, sin ninguna experiencia negativa (como estar celoso de la felicidad de otros), por definición ese ser ya es feliz y ser más feliz es… bueno… es “bueno”, sí, pero no es relevante en absoluto. Es muy difícil para nosotros imaginarlo, tal vez porque nunca hemos estado en ese estado o incluso porque nunca hemos conocido a nadie que haya alcanzado ese estado. Pero podemos tratar de imaginar a alguien muy calmado, sin miedo, completamente relajado y satisfecho con presente, pasado y futuro. Podemos imaginar a esa persona recibiendo buenas noticias, una tras otra, o disfrutando de algunos placeres, algunos buenos y otros mejores. En cualquier momento esa persona estará satisfecha. Definitivamente feliz, de una manera en la que ser más feliz no es de gran importancia.
Si ser más feliz es realmente una preocupación, no estamos siendo felices en absoluto: estamos frustrados. La verdadera felicidad tiene que incluir algún tipo de “tranquilidad” (“tranquilismo”) [1] en la que preferimos estar mejor, y probablemente no tengamos nada mejor que hacer que ser más felices, pero realmente no necesitamos estar mejor, así que estar mejor es bueno, pero no es relevante.
Por lo tanto, en mi opinión, siempre que exista sufrimiento, existirá una motivación para evitar el sufrimiento. Pero una vez que el sufrimiento se ha evitado en todas las dimensiones posibles, la motivación por incrementar el disfrute es mínima, si no inexistente.
Mira la foto que encabeza este artículo. Si tuvieras unos recursos limitados y solo pudieras ayudar al niño de la izquierda (a aumentar su felicidad) o al niño de la derecha (a reducir su sufrimiento) ¿a cuál de los dos ayudarías? ¿Cuántas veces más felices deberíamos ser capaces de hacer a los niños satisfechos como el de la izquierda, para que merezca la pena ignorar las necesidades de los niños que sufren como el de la derecha? ¿Existe tal número?
La conclusión es que debemos enfocarnos en reducir el sufrimiento intenso.
Algunos ejemplos
Todos tenemos la experiencia de soportar voluntariamente algún sufrimiento, por las recompensas que esperamos que nos traiga. Estoy de acuerdo con esa descripción de lo que está sucediendo, e incluso es como yo mismo lo describiría en lenguaje común o cuando no estoy muy consciente del tema, solo analizando superficialmente lo que está sucediendo.
Pero cuando profundizo en mi análisis sobre lo que está pasando, descubro que acepto un sufrimiento X para obtener el placer (o la recompensa) Y porque tengo un modelo de mí mismo en el que si no obtengo Y o al menos, si no lucho por conseguir Y, sufriré Z siendo Z mayor que X. Por ejemplo:
- Voy a trabajar duro esta noche, lo cual es doloroso, para obtener más dinero, con el cual podré darme algunos placeres, pero también me servirá para pagar el alquiler del piso o un tratamiento médico si las cosas van mal. Este ejemplo es sencillo, vamos con otro menos intuitivo.
- Voy a trabajar duro esta noche, lo cual es doloroso, para conseguir más artículos publicados, o más canciones grabadas, para obtener un mejor estatus social y reconocimiento, lo que a primera vista suena agradable, pero en el fondo lo estoy haciendo porque poder obtener ese reconocimiento y no conseguirlo, sería más doloroso que trabajar duro para conseguirlo. Es decir, el modelo mental que tengo de mi mismo disponiendo de unas capacidades (intelectuales, musicales, las que sean…) y no usándolas es el de alguien deprimido, arrepentido por haber desaprovechado su vida en vez de haber brillado por sus talentos, solo a cambio de algunas noches sin dormir.
- Conduzco el viernes 500 km para ver a mi novia. Seguro que será agradable estar con ella el sábado. Pero quedarse en casa solo sin ella el fin de semana sería más doloroso que conducir 7 horas. Cuando amas a tu chica pero estar algunos días sin ella no es nada doloroso, no te pasas un día entero conduciendo para ir a verla. Simplemente, esperas unos días.
- No tienes un hijo intencionalmente para disfrutar de ser padre, incluso si sabes que lo disfrutarás. En cambio, decides tener hijos porque estás obsesionado con tener hijos y te sientes incompleto sin eso. Nunca hay buen momento para tener hijos. Ellos absorberán tu tiempo, tu energía y tu dinero (recursos escasos). Pero algunas personas tienen el modelo mental de que estar sin hijos será peor. La gente que quiere una familia solo para disfrutarla suele decir “tal vez el próximo año” todos los años, porque no necesitan hijos. Porque no sufren al estar sin ellos.
El utilitarismo negativo en un único individuo: el argumento de las múltiples dimensiones
Para mí el utilitarismo negativo no es únicamente una teoría ética normativa, sino una respuesta al mundo tal como realmente es. Por ejemplo, aquí se pregunta acerca de cuántos helados se necesitan para igualar el valor de una vida. Pero no creo que la gente compre helados para disfrutar, sino que lo hacen (o lo deberían hacer) para evitar el sufrimiento, para estar “por encima de cero” en la escala hedónica.
En mi opinión, estar muy por encima de cero es solo una precaución que las personas toman para evitar estar por debajo de cero. Para tener un margen de seguridad. O para tratar de paliar el sufrimiento en alguna otra dimensión de su existencia.
Cuando alguien está por debajo de cero en una sola dimensión (sexo, dinero, amistad, salud …) y por encima en las demás, desviará todos los recursos necesarios de los otros indicadores positivos al indicador negativo, tratando de estar por encima del cero en todos de ellos. Si no lo hacen (si siguen intentando aumentar un indicador positivo mientras otros permanecen negativos), terminará muy, muy mal. El utilitarismo negativo funciona en un solo individuo (con los diferentes indicadores) de forma similar a cómo la teoría moral normativa del utilitarismo negativo funciona con varios individuos: la prioridad es estar por encima de cero (o al menos en el valor cero), en cada posible dimensión (si hablamos de un único individuo), o en cada individuo (si hablamos de varios individuos).
Distinción entre lo “bueno”, lo “mejor” y lo “relevante”
Uso el adjetivo “relevante” en el mismo sentido que Jonathan Leighton usa la palabra “urgencia” en expresiones como “no hay nada que tenga mayor urgencia que prevenir o aliviar el sufrimiento intenso de los seres sintientes” [2] o” el problema más urgente en nuestro mundo [es] el sufrimiento intenso de los seres que sienten” [3].
Pondré un ejemplo para tratar de aclarar los matices entre las expresiones “bueno”, “mejor” y “relevante”, tanto en relación con las experiencias negativas, como con las positivas.
A la hora de publicar un libro, se considera que un doble espacio entre palabras es una errata (que puede ser muy difícil de detectar). Si en los días próximos a la fecha en la que nos hemos comprometido a publicar el libro encontrásemos esta errata, la corregiríamos. Esto es bueno, y el libro será mejor sin ese error. Pero difícilmente será relevante. Hay, por el contrario, erratas realmente graves que pueden llegar a cambiar el sentido de lo que queríamos decir en el libro, además de otras tareas mucho más importantes en las que ocuparse y que también pueden fallar, como la promoción, la distribución del libro, o la traducción a otros idiomas.
Una vez publicado, seguramente estemos pendientes del feedback de los lectores. Por mucho que nos duela, deberíamos aceptar la posibilidad de que a algún lector no le guste el libro. Sería terrible tener muchos lectores y que todas las críticas fueran malas, o la mayoría de ellas. En cambio, sería realmente estupendo tener muchos lectores, muchas críticas del libro, y la mayoría de ella buenas. Y, aunque resulte difícil de imaginar, si absolutamente todas las críticas fueran buenas… ¡Eso sería maravilloso!
En este caso, cada nueva crítica positiva del libro sería buena, y sería mejor encontrar otro nuevo lector a quien también le ha gustado el libro. Pero lo realmente relevante no sería tener una recomendación positiva más o menos, ni las palabras exactas con las que el libro es valorado positivamente, sino el hecho de que siempre gusta.
En esta metáfora, la errata es equivalente a un sufrimiento leve, una mota de polvo en el ojo. Eliminar o prevenir este sufrimiento leve es bueno, y el mundo sería mejor sin él. Pero no es relevante, no es urgente. Hay cosas mucho más importantes que hacer. La buena acogida del libro corresponde con las experiencias positivas. Si todas las experiencias son positivas, no es muy relevante que haya una más o una menos, o si son muy intensas o no tan intensas. Lo relevante es que todas son positivas.
Hacia una definición matemática de la relevancia
Podría ser útil tener una definición precisa del concepto de “relevancia”. También podría no serlo ya que, aunque la definición sea estricta, podría no recoger fielmente lo que queríamos decir. Pero podemos intentarlo.
Una forma sencilla de hacerlo es establecer una gráfica de un único eje, con valores positivos y negativos, que represente nuestro estado de bienestar, pensando por ejemplo en único ser que desea ser tan feliz como sea posible. Por supuesto, esta restricción egoísta podría no representar la realidad. Además, hay que recordar que pueden darse varias experiencias tanto negativas como positivas al mismo tiempo y en varios ámbitos, por lo que claramente no bastaría con un eje, pero es una forma de empezar.
En esta representación cualquier valor a la derecha de otro es mejor que el que se encuentra a su izquierda y por lo tanto es bueno pasar de un estado a otro que se encuentre más a la derecha.
Para definir relevante podríamos tener en cuenta cuánto estamos dispuestos a invertir o arriesgar para mejorar nuestro estado actual. La relevancia de un estado podría definirse como el coste o riesgo que estamos dispuestos a asumir para modificarlo. En general, cuando la probabilidad de éxito sea alta, trataremos de mejorar nuestro estado, y si la consideramos baja, tendremos la precaución de no tratar de mejorar nuestro estado. Pero este no será el único criterio. Si somos racionales, arriesgaremos más cuanto menos tenemos que perder, y en cambio aseguraremos nuestro estado cuando este sea los suficientemente bueno. Debido a esto, podemos considerar la relevancia de un estado como el valor inverso de la probabilidad de éxito que consideramos mínimamente aceptable como para correr el riesgo de tratar de mejora dicho estado. Si nuestra situación actual es mala, estaremos dispuestos a arriesgar para mejorarla, pero si es muy buena, podría no ser racional correr el riesgo de tratar de mejorarla aún más.
Por ejemplo, en el caso de la errata del doble espacio, es bueno corregir este error, pero su relevancia es tan baja que la probabilidad de éxito debe ser altísima, prácticamente del 100%. Nunca aceptaríamos que por tratar corregir el error del doble espacio corriéramos el riesgo de, por ejemplo, que el impresor confunda las versiones y ponga en imprenta una versión muy antigua.
Utilitarismo negativo y sexo
Voy a poner un ejemplo que no necesariamente tiene que funcionar para todas las personas, pero que creo que puede ilustrar el utilitarismo negativo en el asunto del sexo y el amor para muchos.
Pensemos en una pareja enamorada. Si esta pareja no hace el amor nunca, es muy posible que esto provoque una frustración. No necesariamente tiene que ocurrir esto en todas las parejas. Hay parejas que no tienen sexo nunca y son felices. Pero vamos a suponer que ocurre, en este ejemplo.
Sigamos pensando en la misma pareja. Si lo hace una vez al mes puede estar motivada a hacerlo con una mayor frecuencia por el sufrimiento que supone un deseo no satisfecho a lo largo de un tiempo demasiado largo. Supongamos ahora que la pareja hace el amor una vez a la semana y que con esto se encuentran satisfechos. No hay ninguna frustración para ninguno de los dos. Tal vez uno o incluso los dos preferirían hacer el amor dos o tres veces a la semana, incluso todos los días, pero esto no sería realmente importante, porque están haciendo el amor una vez a la semana, y para ellos eso está bien.
Por supuesto, la frecuencia a partir de la cual desaparece la frustración es muy personal y depende de muchas circunstacias, pero dicha frecuencia existe. Para algunos, hacer el amor una vez al año, o al menos una vez en la vida, puede ser lo máximo a lo que pueden imaginar aspirar. Para otros, todo lo que no sea hacer el amor todos los días o incluso tres veces al día supone un deseo frustrado, un malestar. Pero siempre existe esta frecuencia límite, la cual por supuesto cambia en el tiempo para cada individuo por distintos motivos.
El asunto importante es que una vez superada esta frecuencia, el individuo está bien y no necesita más. Pero si no se supera, existe frustración y por tanto sufrimiento. Y en definitiva lo que motiva por tanto a hacer el amor es ese sufrimiento. No la experiencia positiva. Una vez superada la frecuencia límite, por suspuesto se puede hacer el amor de nuevo, y se va a disfrutar, y hacer el amor dos veces es mejor que hacerlo solo una. Pero si no hay frustración, realmente no se siente necesario hacerlo esa segunda vez. No se hace, y está bien. No pasa nada.
En definitiva, por debajo de la frecuencia límite, la motivación para hacer el amor es la frustración. Por encima de la frecuencia límite no hay realmente motivación para hacer el amor. Por supuesto, puede haber cerebros motivados para tener cuantos más orgasmos mejor, sin fin, como ratas que mueren presionando una palanca que activa sus centros de recompensa. Los cerebros pueden funcionar de muchas formas. Lo que creo que el utilitarismo negativo dice es que, en general, los cerebros están motivados por evitar tanto sufrimiento como sea posible, no por alcanzar tanto placer como sea posible.
Utilitarismo negativo y motivación
No veo el utilitarismo negativo como una propiedad metafísica del universo, sino como una consecuencia coyuntural de cómo los cerebros están (metafóricamente), en general, “diseñados” por la evolución, la evolución tal como la conocemos.
Una consecuencia del utilitarismo negativo, una teoría en la que creo, es que los individuos solo pueden estar motivados, básicamente, por experiencias negativas (como miedo, dolor, sufrimiento …), incluso si sienten y creen que están motivados por lo positivo. experiencias (como amor, placer o admiración …) [Por favor, ayúdame a encontrar contra-ejemplos. ¿Vanidad? ¿Funcionaría sin el dolor de ser ignorado?]
Por supuesto, esto sucederá hasta que modifiquemos la “programación” desconsiderada de la naturaleza. No veo por qué no podemos configurar cerebros para que sean motivados por gradientes de dicha. Como lo propone David Pearce en The Hedonistic Imperative.
Cuando llegue el momento de motivar a su equipo, por supuesto, incluso si el sufrimiento es la única forma en que, básicamente, la motivación funciona, esto no significa que cuanto más sufrimiento, mejor (más motivación). Así no es como funciona esto.
El utilitarismo negativo considera que el hecho de que las experiencias sean más o menos positivas tienen poca o ninguna relevancia. Esto puede ser malinterpretado como la idea de que según el utilitarismo negativo, tener experiencias positivas no es relevante. ¡Es justo lo contrario! Lo que el utilitarismo negativo defiende es que lo más relevante de todo, lo único relevante en definitiva, es no tener experiencias negativas. Y para un ser que tiene experiencias, la única forma de no tener experiencias negativas es que todas las experiencias sean neutras o positivas.
Por tanto para el utilitarismo negativo, tener experiencias positivas es absolutamente relevante; lo que no es relevante es que las experiencias positivas sean tan positivas como sea posible: basta con que no sean negativas. Es decir, según el utilitarismo negativo, las experiencias positivas son relevantes porque no son negativas, y consecuentemente, la motivación por las experiencias positivas es en realidad una motivación por no tener experiencias negativas.
Si asumimos que el utilitarismo negativo es cierto, pienso que realmente la única forma de motivar es mediante experiencias negativas. ¿Por qué? Fundamentalmente, porque si el utilitarismo negativo es cierto, cada vez que estamos motivados por alcanzar una experiencia positiva, lo que realmente nos motiva es evitar la experiencia negativa. Algunos ejemplos:
- No comemos por placer, sino básicamente para evitar el malestar del hambre.
- No buscamos un compañero por ser felices juntos, sino básicamente por no estar tristes y solitarios.
Esto es muy poco intuitivo. ¿Acaso no preferimos la comida tan deliciosa como sea posible? ¿Acaso no queremos compartir nuestra vida con una persona tan maravillosa como sea posible? Estos aparentes contra-ejemplos se solucionan si nos aproximamos al asunto en forma global, teniendo en cuenta todos los detalles.
Es importante recordar que en el utilitarismo negativo no se suman y compensan experiencias positivas con negativas, y que lo relevante según el utilitarismo negativo es no tener ninguna experiencia negativa de absolutamente ningún tipo.
Podemos considerar que el balance global del bienestar de un ser sintiente se compone de un conjunto de multitud de variables, relacionadas por ejemplo con la temperatura, el estado anímico, el hambre, el dolor físico, etc. Según el utilitarismo negativo, cuando un individuo está satisfecho en absolutamente todas las variables posibles, entonces no será relevante para este individuo incrementar el valor de ninguna de ellas. Y bastará con que solo una de estas variables sobrepase cierto umbral para que se convierta en la prioridad.
Por supuesto, existirán variables para las cuales será muy difícil o imposible afectar a su valor. Por ejemplo, quien ha tenido una pérdida irreversible puede volcarse en el éxito profesional, en la admiración de los demás, o en el disfrute de exóticas y deliciosas comidas y bebidas, tan exóticas y deliciosas como sea posible, como una forma de aliviar el sufrimiento de esa pérdida.
Para el utilitarismo negativo, la felicidad consiste en no tener sufrimiento. Por supuesto que todo el mundo quiere una casa cuanto más bonita y cómoda mejor, y quiere tener un compañero cuanto más atractivo y amoroso mejor. Pero una vez que alguien está satisfecho, no solo con su casa y su pareja, sino con su cuerpo, con su trabajo, con absolutamente todo; cuanto todo está absolutamente bien, cuando nada está mal, en todas las dimensiones posibles, entonces deja de ser relevante mejorar aún más lo que ya está bien. Al menos, esta es la interpretación del utilitarismo negativo.
Suponiendo que el utilitarismo negativo es cierto, si tenemos la sensación de que estamos motivados por lograr experiencias positivas, lo que realmente ocurre es que estamos motivados por evitar las experiencias negativas. No estamos motivados por las experiencias positivas por sí mismas, sino solo por el hecho de que no son negativas.
¿Esta es toda la verdad? Si de todas formas sentimos que estamos motivados por alcanzar experiencias positivas, tan positivas como sea posible, a su vez pueden darse varios casos:
- Se trata de una ilusión. Creemos que estamos motivados por alcanzar experiencias positivas pero realmente lo único que hacemos es tratar de evitar las negativas.
- Estamos motivados por alcanzar experiencias tan positivas como sea posible en determinada variable, pero realmente esto es un sucedáneo que está enmascarando la auténtica motivación, que es evitar la experiencia negativa en otra variable (o en otro aspecto de la misma variable).
Efectivamente, asumiendo que el utilitarismo negativo es cierto, no es literalmente cierto que no podamos motivar a alguien mediante experiencias positivas, tan positivas como sea posible, en el sentido de que la promesa de la experiencia positiva, tan positiva como sea posible, puede motivar a alguien para que haga algo. Pero el utilitarismo negativo explica esta situación mediante la existencia de un sufrimiento en la misma u otra variable que es la que realmente produce la motivación. Sin ese sufrimiento, únicamente la promesa de la experiencia aún más positiva no funcionaría. Por eso, en última instancia, si el utilitarismo negativo es cierto, si lo único relevante es el sufrimiento, entonces la única forma de motivar a alguien es mediante la existencia de sufrimiento.
Concretando ejemplos de esta idea en el asunto de la motivación, por ejemplo en un entorno laboral:
- Puedes motivar a un colaborador con más dinero, pero eso lo podrás hacer siempre que necesite el dinero para aliviar una frustración. No puedes motivar con más dinero a alguien que está en paz y feliz en todas las dimensiones posibles.
- Puedes motivar a un colaborador con halagos y reconocimientos, pero eso lo podrás hacer siempre que ese individuo sienta el miedo al rechazo y la necesidad de sentirse aceptado y querido. No puedes motivar con más halagos y reconocimientos a alguien que ya está en paz, feliz y satisfecho.
- Puedes motivar a un colaborador con tu amistad incondicional, pero eso lo podrás hacer siempre que ese individuo sienta la soledad y el vacío existencial de sentirse separado del resto del universo, odiado o despreciado por otros, o al menos en riesgo de que esto suceda. No puedes motivar con más atención a alguien que ya se siente uno con todo con el universo, querido y amado por todos, odiado por nadie.
El utilitarismo negativo dentro del marco de las teorías éticas
Dentro del estudio y desarrollo de la ética podemos distinguir varios campos. Al menos, los siguientes:
- La ética descriptiva (o “ética comparativa”) es el estudio de las creencias de las personas sobre la moral. Trata de responder la pregunta: ¿Qué piensa la gente que es correcto?
- La ética prescriptiva (o “ética normativa”) es el estudio de las teorías éticas en el aspecto de prescribir cómo deben actuar las personas. Trata de responder la pregunta: ¿Cómo deben actuar las personas?
- La metaética es el estudio de la ética misma. La metaética y la axiología intentan responder preguntas como: ¿Qué significa “correcto”? ¿Lo que es bueno? ¿Qué es mejor? ¿Qué es valioso?
En ética existen tres grandes corrientes de pensamiento o tipos de teorías, que son:
- La deontología (o “deontologismo”)
- El consecuencialismo (dentro del cual destaca el utilitarismo, aunque existen otros tipos de consecuencialismo como por ejemplo, el egoísmo o el altruísmo)
- La ética del carácter, dentro de la cual destaca la ética de la virtud (ética post-aristotélica), aunque hay otras éticas relacionadas con el carácter, como la ética del honor, de la caballerosidad o del heroísmo.
El utilitarismo negativo es definido como “una forma de consecuencialismo negativo que puede describirse como la opinión de que debemos minimizar la cantidad total de sufrimiento agregado, o que debemos minimizar el sufrimiento y luego, en segundo lugar, maximizar la cantidad total de felicidad. Puede considerarse como una versión del utilitarismo que da mayor prioridad a la reducción del sufrimiento (utilidad negativa o ‘desutilidad’) que al aumento del placer (utilidad positiva)”.
Tipos de consecuencialismo:
- Utilitarismo clásico (o simplemente “utilitarismo”)
- Utilitarismo negativo
- Utilitarismo positivo
- Prioritarianismo
- Egoísmo
- Altruismo
- Igualitarianismo
Tipos de utilitarismo (que no están en la lista anterior):
- Negative total utilitarianism, that tolerates suffering that can be compensated within the same person
- Negative preference utilitarianism, that avoids the problem of moral killing with reference to existing preferences that such killing would violate, while it still demands a justification for the creation of new lives.
- Motive utilitarianism
Tipos de utilitarismo negativo (que no están en la lista anterior):
- Classic Negative utilitarianism (or simply “Negative utilitarianism”)
- Weak negative utilitarianism (also called negative-leaning utilitarianism)
El prioritanismo tiene mucho en común con el utilitarismo negativo, incluso creo que podría considerarse como un tipo de utilitarismo. Sin embargo, se considera un tipo de consecuencialismo. Por otra parte, el utilitarismo negativo es habitualmente considerado como un tipo de utilitarismo, siendo el utilitarismo negativo y el “utilitarismo” (el utilitarismo clásico) tan diferentes.
Podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Es realmente el utilitarismo negativo un tipo de utilitarismo? El utilitarismo negativo está tal alejado del utilitarismo clásico (o “utilitarismo”) que se entiende mejor como un tipo de consecuencialismo, y no como un tipo de utilitarismo. ¿Es el utilitarismo negativo un buen nombre para el utilitarismo negativo? Es, de hecho, el utilitarismo un buen nombre para el utilitarismo?
Como alternativa a la palabra “utilitarismo” se ha propuesto, por ejemplo felicitarianismo (o felicitarismo).
Como alternativa a la expresión “utilitarismo negativo”, y sin que signifique lo mismo, se habla por ejemplo de ética enfocada en el sufrimiento (SFE – Suffering Focused Ethics), un término más amplio:
“La ética centrada en el sufrimiento es un término que lo abarca todo para visiones morales que priorizan el alivio y la prevención del sufrimiento. Incluye teorías éticas normativas como el utilitarismo negativo, además de puntos de vista sobre la axiología y la ética de la población que le dan un peso especial al sufrimiento” [4].
Dependiendo de la definición o interpretación que hagamos de la idea de “sufrimiento”, algunos tipos de utilitarismo pueden converger hasta ser casi el mismo, o incluso exactamente el mismo.
“Given that happiness and suffering aren’t quantities whose meanings everyone agrees upon, it becomes unclear what the difference is between negative and non-negative forms of utilitarianism. A person who is considered by others to be a negative utilitarian may just feel that he’s a regular utilitarian who uses a definition of suffering according to which suffering is vastly more intense than most people assume. In light of this problem, I think the best way to define “negative utilitarian” is just “someone who gives (much) more weight to suffering than most other utilitarians do when evaluating situations”. For instance, in a world where most people only gave moral weight to happiness, Jeremy Bentham would be a (weak) negative utilitarian” [5].
Notas / Relacionado
[1] Ver también Tranquilism por Lukas Gloor y Tranquilism en los escritos de Magnus Vinding
[2] http://www.preventsuffering.org/#about-opis
[3] http://www.jonathanleighton.org/compassionatesystemdesign/ethicalprinciples
[4] https://en.wikiquote.org/wiki/Suffering-focused_ethics
[5] https://reducing-suffering.org/net-suffering-nature-reply-michael-plant/
Agradecimientos
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