Explicación de la metáfora de la radio en la descripción de la Realidad y la subjetividad

Aparentemente, unos y otros somos personas diferentes, que nacemos y morimos. Sin embargo, es más lógico pensar que todos somos un único ser, que no muere. Vamos a verlo mediante la metáfora de la radio.

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En los años 1980 y mediante las BBS (antes de existir Internet) me tropecé con un documento que parecía obra de un loco. Entre otras cosas, -y el propio autor insistía en ello-, porque ocupaba 5 MB (de texto, una barbaridad para la época, en un tiempo en el que casi todo se medía en Bytes o como mucho, en Kilo Bytes). El documento era un ensayo obsesivo sobre la realidad donde se describía los seres humanos como “terminales tontos” de un gran computador, que “sintonizaban” con otra realidad o Ser, de la misma forma que un receptor de radio sintoniza con una emisora de radio. Lamentablemente no lo guardé o si lo hice lo perdí. Recientemente he vuelto a encontrar la misma metáfora, en esta entrevista al doctor Pim van Lommel “Cuando mueres sólo cambias de conciencia”

Aunque esta metáfora no me entusiasma ya que le veo algunas incoherencias importantes (¿incoherencias? ¡Es una metáfora! ¿Cómo le pides que sea coherente?) creo que tiene la ventaja de ofrecer un lenguaje simbólico compatible con la forma en la que la mayoría de las personas percibe ciertos aspectos de la realidad, para explicar, en sus propios términos, cómo podrían ser otros aspectos de la realidad.

La metáfora será de gran utilidad para comunicar la solución que propongo al problema mente-cuerpo, aunque tampoco me guste nada la expresión problema mente-cuerpo, también por imprecisa.

Digamos que la pregunta que quiere responder el problema mente-cuerpo es ¿cuándo y cómo un cuerpo material se transforma en una mente, que tiene un punto de vista? o dicho de otra forma ¿El cerebro humano alcanza cierto grado de complejidad el cual produce la creación de la subjetividad?,¿O dicha subjetividad ya pre-existía y la complejidad es aquello que permite alcanzarla? Y (aquí viene la parte “top-seller”) si pre-existía ¿no será lógico y cierto que tras la muerte del cuerpo, la mente podrá seguir viviendo?

Una vez más trato de usar la terminología común, aunque me parezca imprecisa. Por un lado se suele mencionar a la “mente humana” cuando habría que decir mente animal, o la mente de una persona, si con el término persona incluimos a los animales. Por otra parte, se habla de “mente” cuando considero mas preciso hablar de “subjetividad”, “punto de vista”, “yo”, “sensibilidad” etc. y dejar la palabra “mente” para referirnos a la personalidad: forma de pensar, recuerdos, etc.

En cualquier caso, la metáfora de la radio nos ayuda a entender cómo es posible que una serie de “piezas” (materia) se combinen formando un objeto (“la radio”, o el cuerpo humano con su cerebro) que posee un aspecto que parece mágico y extraordinario (el sonido de la radio) que parece dotar al objeto de vida propia y sobrenatural.

Nuestras mentes en la analogía son por tanto receptores de radio, capaces de conectar con cierta “emisora”. Eso es todo. La mente, como el radio-receptor, no genera nada nuevo: se conecta con algo que ya existía. Podemos pensar en una mente que se conecta a una combinación de experiencias en bruto (o “qualia”). Para nombrar esta explicación, podemos pensar en lo contrario de “emergentismo”, es decir, “inmersionismo“.

De esta forma, la parte “mágica” de los seres sintientes (no solo de los seres humanos sino también de los animales, y de otros seres sintientes, si es que existen) consiste en “conectar” con una “emisora”, la cual se escuchará ligeramente distinta de unos a otros en función de su constitución física (lo cual produce puntos de vista diferentes, o aparentemente diferentes).

Dicha emisora existe antes de fabricar el radio-receptor, y seguirá existiendo aunque el radio-receptor se destruya. Y volveríamos a tener exactamente el mismo radio-receptor (persona) si pudiéramos volver a reconstruir su estructura material exactamente igual.

Hay un aspecto curioso en la metáfora ¿hay una única emisora, y las diferencias observables entre los receptores se deben precisamente a las distintas formas en las que es posible construir un radio-receptor? ¿o hay realmente varias emisoras? Estas dos alternativas se nombran como E2 y E1 respectivamente en el mapa de alternativas existenciales de la experiencia sensible que he creado.

La metáfora de la radio usa el prejuicio popular e intuitivo de que el sonido tiene algún componente mágico o inmaterial (no se ve); y que si escuchamos una voz, ahí detrás debe haber “alguien”. Esta analogía tiene grandes cualidades para comunicar “la realidad tal como podría ser” y proponer una solución al problema mente-cuerpo mucho más coherente que la intuitiva.

Los seres sensibles (las personas) tenemos al menos cuatro componentes o niveles de descripción. Por una parte, somos materia (cuerpo), una estructura atómica. Muy compleja, pero material. Sin más. Por otra parte, somos una mente, en el sentido de tener una lógica interna, unos procesos de pensamiento, un criterio, una “forma de pensar” (algoritmo) y unos recuerdos (datos) que juntos producen comportamientos aparentemente volitivos (aparentemente creativos, libres). Hasta aquí, los ordenadores son también ambas cosas (son materia, y son mente; piensan, y parecen tener juicio).

En tercer lugar, somos un continuo discurrir de sensaciones, sentimientos, sentidos… no como información, sino como experiencia subjetiva. Me refiero a que tenemos un continuo de sensaciones de placer y dolor, experiencias subjetivas positivas o negativas. Por último, somos una subjetividad o punto de vista. Somos “alguien” que experimenta dichas sensaciones, alguien que debido a ello tiene una motivación (intereses, deseos, anhelos, intenciones), y que usa su mente (la cual está hecha de materia) para resolver problemas.

En la metáfora de la radio, los dos primeros niveles de descripción son los que cubre el aparato radio-receptor. La radio está hecha de simple materia, pero tiene una combinación estructural (que por cierto es compleja, pero no se trata de cualquier complejidad, sino cierta complejidad) que le permite “conectar” (sintonizarse) con algo que le proporciona el componente “mágico” (las sensaciones). La materia constituye una mente que a su vez es capaz de conectar con otra cosa (el emisor).

Este algo es (o puede ser) único (El “Ser”, o el emisor). Al menos, en ese algo no tiene por qué haber una multiplicidad para que exista una multiplicidad en los radio-receptores, ya que las pequeñas o grandes diferencias en la construcción de los radio-receptores, y los distintos lugares en los que estén ubicados, y cómo estén orientadas sus “antenas” harán que se comporten como diferentes “personas”.

El descalabro de la metáfora se produce cuando se utiliza para “demostrar” que existe la “vida eterna” y que después de la muerte nos encontraremos con nuestros seres queridos. Desde cierto punto de vista es totalmente cierto, y desde cierto punto de vista es totalmente falso.

Lamento si esto no es consuelo suficiente. Efectivamente, en mi opinión (y siguiendo la hipótesis), no existe la muerte del yo con la muerte del cuerpo; pero la vida después de la muerte no se parecerá en nada a la vida antes de la muerte, dado que después de morir, de aquello a lo que llamamos “yo” no mantendremos ni el cuerpo ni la mente. No mantendremos la personalidad, ni los recuerdos. Sólo mantendremos la subjetividad, el punto de vista, el “yo” en su estado mas puro.

Recordemos los cuatro niveles: los dos primeros se destruyen al morir (aunque se pueden volver a construir). Son los otros dos niveles de realidad los que pueden existir tras la muerte, y es lógico que lo hagan.

En esta interpretación de la Realidad, todos somos el mismo “yo” (incluidos todos los animales sensibles) y el bien o el mal que hagamos a otro ser, nos lo hacemos a nosotros mismos.

Esta hipótesis que establece que la materia conecta con la sintiencia, me parece más sencilla (aunque menos intuitiva) que la hipótesis de que la materia crea la sintiencia. Creo que ambas se deben tomar en serio. La existencia de la materia, y la existencia de la sintiencia ya son por sí mismas dos cosas asombrosas. Es igual de asombroso decir que la materia crea la sintiencia, que decir que la materia conecta con la sintiencia.

Curiosamente, la misma hipótesis del receptor de radio admite en cierto modo que ambas hipótesis sean ciertas: El receptor de radio crea la música que se escucha (de hecho, la crea, porque la reproduce) y por otra parte, el receptor de radio se conecta con un emisor, que es quien realmente genera la música que se escucha (también es cierto).

Trabajar la hipótesis de la metáfora de la radio no es solo un capricho intelectual: en caso de ser cierto, permitiría acabar con todo el dolor existente, yendo a su fuente y eliminándolo. La hipótesis asume que todos los seres sintientes son realmente el mismo; uno sólo. Ese único ser podría ir a la fuente de sí mismo, y apagar su propio dolor, para siempre.

 

Posted by Manu Herrán

Founder at Sentience Research. Chief Advisor at The Far Out Initiative,

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