Simulando partículas sobrenaturales podemos obtener un mejor entendimiento de las teorías sobre la sintiencia, empleando las distintas configuraciones de la simulación para describir diferentes hipótesis acerca de lo que puede estar ocurriendo en relación a la sintiencia, y con ello valorar mejor la utilidad de las diferentes teorías en un ambicioso plan de reducción del sufrimiento.
Imaginemos que realizamos una simulación por ordenador que intenta ser realista, en la que representamos partículas materiales las cuales encuentran “flotando” en su mundo, formando una especie de caldo de cultivo primigenio que permite que se puedan combinar formando estructuras cada vez más complejas hasta llegar individuos como nosotros, tal cómo la teoría de la evolución propone.
A está simulación podríamos añadirle partículas sobrenaturales, es decir partículas que no necesariamente siguen las leyes de la física: partículas metafísicas.
No estoy diciendo que estás partículas existan. Pero lo que sí voy a decir es que suponer su existencia y representarlas en una simulación nos va a permitir ilustrar, entender mejor y por tanto valorar multitud de teorías sobre la capacidad de sentir.
Esto es interesante porque a la hora de valorar las teorías de la sintiencia podríamos tener en cuenta, en vez de su éxito comercial, su utilidad para prevenir el sufrimiento.
Evidentemente, el hecho de que una teoría sea creída por muchas personas es un factor importante. Pero si lo que queremos es reducir el sufrimiento, tal vez también deberíamos fijar la atención en otras teorías las cuales podrían ser tan probables y razonables como otras más populares, y tener en cuenta las implicaciones de suponer que fueran ciertas, dentro de un plan de prevención del sufrimiento intenso. Estas simulaciones nos pueden ayudar a encontrarlas.
Curiosamente, algunas de las configuraciones de la simulación que aquí propongo hace reconciliables hipótesis de la sintiencia que parecian totalmente compatibles.
En la imagen aparecen cuatro tipos de partículas materiales: A, T, C, G las cuales se combinan siguiendo ciertas reglas.
También aparece una partícula sobrenatural, de color rojo, que podría ser una experiencia de placer o de dolor. La partícula sobrenatural se combina con la materia siguiendo también determinadas reglas (la partícula debe “encajar”).
Veamos como una simulación de este tipo puede representar diferentes paradigmas filosóficos sobre la realidad y la sintiencia.
Monismo emergentista: es sencillo ver como en esta simulación los individuos pueden adquirir una experiencia a partir de una determinada configuración material (AAA). En nuestra simulación podríamos hacer que adquirir una experiencia no tenga ningún efecto sobre las partículas materiales. Simplemente ocurre. O al contrario, la experiencia podría modificar el comportamiento de las partículas materiales.
Es importante tener en cuenta que podemos definir las partículas sobrenaturales con toda libertad: podría haber varias en el mismo lugar al mismo tiempo o estar en varios lugares a la vez o disponibles de forma ilimitada. Estas partículas no necesitan seguir las leyes de la física que conocemos.
Monismo inmersionista: de forma simétrica al monismo emergentista, podemos dar categoría de Real a las partículas de placer y dolor, despreciando a las partículas materiales, llamándoles epifenómenos. Los individuos no serían considerados generadores de experiencias sino receptores de experiencias, como un receptor de radio.
Dualismo: efectivamente, existen dos tipos de partículas, las materiales y las experienciales.
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