Mucha gente lee este artículo y me dice que no está de acuerdo porque:
– El sufrimiento no es tan malo
– No existe un sesgo que nos haga pensar que las experiencias son/eran más positivas de lo que realmente son/fueron
A las personas que piensan así les pido que hagan el siguiente experimento:
– Compren una botella de vodka ruso, o inviten a un amigo a cenar y que traiga la botella.
– Metan la botella en el congelador. El vodka no se congela ni explota, solo se enfría mucho.
– Al cabo de unas horas, sujeten la botella fuertemente. No la suelten.
– ¿La han soltado? ¿Por qué? ¿Era una sensación desagradable? ¿Cuantos segundos la sujetaron? ¿Diez?
– Esperen al día siguiente.
– Con toda seguridad, ahora opina que lo de sujetar la botella no era tan molesto, no tenía importancia, apenas producía dolor, no era relevante.
– Tomen de nuevo la botella del congelador. Sujeten la botella fuertemente ¿apenas producía dolor?
– Esperen al día siguiente.
– Con toda seguridad, ahora opina que lo de sujetar la botella no era tan molesto, no tenía importancia, apenas producía dolor, no era relevante.
– Tomen de nuevo la botella del congelador. Sujeten la botella fuertemente ¿apenas producía dolor?
– Ad nauseam.
Agradezco especialmente a Jonathan Leighton haber proporcionado los materiales necesarios para llevar a cabo el experimento.
Contraargumentos
- Precisamente por el hecho de que el vodka no se congela a los cero grados sino a una temperatura inferior, y siendo un líquido que puede recordar al agua, podríamos tener la falsa percepción de que el líquido está a una temperatura por encima de cero, y esto podría estar relacionado con la errónea valoración del sufrimiento asociado a sujetar la botella.
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