Me pareció un libro cursi y falto de significado que explota el egocentrismo, manipulando emociones y sentimientos como la melancolía y la soledad, jugando con la ambigüedad para provocar reacciones en los lectores, que me resultaron inquietantes al verlas.
Lo recuerdo como un potenciador de la locura, el egocentrismo y la falta de empatía. Es una historia que parece profunda porque no tiene ningún sentido, pero es capaz de activar aleatoriamente los cerebros, lo que me pareció aterrador. Cuando escuchaba a las personas emocionadas interpretándolo me sentía como si escuchara a fanáticos religiosos hablando de las instrucciones que un dios les había dado en sueños.
De alguna forma tiene la genialidad de conectar con el vacío existencial y la terrible soledad de ser uno separado de todo lo demás. Si, en ese sentido es genial. Pero en vez de canalizar este sentimiento hacia un acto positivo y de amor, o al menos ayudar a entenderlo, lo que hace es apaciguarlo como un maldito edulcorante artificial. No es nutritivo, es un engaño para la lengua que quita el hambre pero no alimenta. Comida-basura intelectual y emocional que entretiene el espíritu, despistándolo.
Es un libro frívolo. No ofrece soluciones ni ilumina la realidad. Sólo conecta con la tristeza y la angustia, captando la atención sin saber qué hacer después, como un prestidigitador, como un falso gurú, como un flautista de Hamelín conduciendo las ratas al abismo.
Es como un videojuego o una película que entretiene pero que te deja vacío después, como si ese tiempo no hubiera existido, como si te lo hubieran robado. Dejándote con esa sensación de haber desaprovechado la tarde, de haber desaprovechado el fin de semana, de haber desaprovechado la vida. Sí, te quitó la tristeza por un tiempo, pero te hizo adicto, dejándote con una tristeza aún más profunda, deseando de nuevo la maldita droga, haciéndote condenadamente adicto a ella.
No debería ser más que una bobada de cuento con unos dibujos cursis, pero resulta aterrador ver cómo reacciona la gente con él. Aterrador todo el sufrimiento que desvela, sufrimiento que es fruto del velo del “yo”. Y aterrador que no es capaz de quitar la venda de los ojos, ni siquiera de abrir una rendija, sino que la refuerza y le da más vueltas para que nunca se caiga.
Manu Herrán. 7 de junio de 2018.
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A pesar de mi dura crítica a la obra, reconozco su genialidad, y no tengo nada en contra del autor, ni ninguna intuición negativa hacia él. Lo que me ocurre es que creo que es una obra tóxica, que promueve el egocentrismo y la falta de empatía por los demás, creando y fomentado ilusiones para sostener este egocentrismo y falta de empatía.
Los seres humanos, y los animales en general, somos repugnantes e inmorales. Conozco personas maravillosas que disfrutan en corridas de toros, en las que literalmente se tortura hasta la muerte a un ser cuyas experiencias físicas son similares a las nuestras. Hay ilusiones y construcciones mentales que soportan esta barbaridad. Y creo que este libro es capaz de crear ese tipo de ilusiones tóxicas en las que se fomenta la falta de empatía. Mi sensación es que quien lee el libro encuentra en él justificaciones para ser cruel e indiferente, para ser un niño egoísta toda su vida.
Antoine de Saint-Exupéry parece haber sido capaz de bucear en lo profundo de la psicología humana, y por supuesto, lo que ha encontrado es miedo y vanidad; egoísmo y crueldad. Por ejemplo, el libro comienza describiendo con toda naturalidad animales comiéndose entre ellos. Es repugnante la forma en la que, exitosamente en mi opinión, el libro fomenta esta indiferencia.
Quizás la fuerza más poderosa contra la empatía en general (y contra el Altruismo Eficaz y la idea de que el sufrimiento importa por sí mismo, independientemente de quién sea el individuo que los experimente) sea el amor exclusivo a una persona o a un grupo en particular, por ejemplo confundiendo terriblemente la exclusividad sexual o afectiva con otras cosas. Los actos más crueles pueden realizarse con la excusa del amor a la pareja (el asesinato de un rival sexual), o a los hijos (el asesinato de un rival afectivo), o a la familia (el engaño y la mentira en el trabajo, para traer el pan a casa, quitándoselo a otro), o a la comunidad (la guerra contra otro país), o a la humanidad (la indiferencia ante el sufrimiento animal). Fomentar esto es repugnante.
Hay algo a lo que llamamos “Amor” y que ciertas ilusiones pueden hacernos creer que es amor, que no es más que miedo, vanidad y egoísmo. Y que puede ser la excusa para ignorar toneladas de sufrimiento en los demás.
Otras críticas a “El principito”
- “I just…don’t like it. It scares me. This could come off as sheer contrarian perversity, but I can assure you it dates back to babyhood, when I cried, screamed and threw the book across the room when it was proferred as a bedtime story because I didn’t like the Prince’s hollow eyes.
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When you think about it, The Little Prince tugs at some of childhood’s deepest fears: abandonment, loneliness, an arbitrary universe ruled by adult whims and mysterious convention. Snowsuits. What can be intended as redemptive can read instead as punishment and cruelty. And as a fable, the moral, to a child, can seem obscure at best.” Fuente - “Countless children have been forced to suffer though the brutally false profundity of Antoine de Saint-Exupéry’s 1943 book, and in the dark, inescapable future, countless more will silently beg for the sweet release of death while being subjected to its cruel smugness and hollow tweeness. Then these children too will grow old, and forget how truly horrific The Little Prince is, and inflict Antoine de Saint-Exupéry’s never-ending ouroboros of pain upon the next generation. This endless, heinous crime is particularly prevalent in France, because of course it is.” Fuente
No entendiste nada del libro