Asimetrías y compensaciones entre placer y dolor, lo bueno y lo malo

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Resumen de asimetrías entre lo bueno y lo malo (relativas a los seres que sienten tal como los conocemos)

  • Hay más leyes que castiga, que leyes que premian. No faltan motivos para ello.
  • Típicamente, las noticias son malas noticias. Las hay buenas, pero deben ser pocas, o no tan importantes.
  • Encontrarte en la mayor parte de los lugares del universo te hará sufrir y te matará (la mayor parte de los lugares del universo son o demasiado fríos o demasiado calientes).
  • Se tarda 20 años en construir una reputación. Tan sólo cinco minutos en destruirla.
  • Un revés de la fortuna puede arruinar en un minuto toda una vida de paz y felicidad. Pero un ocasional golpe de buena suerte no es suficiente para compensar toda una vida de sinsabores y miseria.
  • Es muy raro encontrar el equivalente de una experiencia traumática,  pero en positivo.
  • Provocar dolor es más fácil que provocar placer. Hacer el mal es más fácil que hacer el bien. Destruir es más fácil que construir.
  • Resulta más fácil disminuir el efecto agradable de una experiencia típicamente placentera que disminuir el aspecto doloroso de una experiencia típicamente desagradable.
  • Sin duda, en ciertos momentos lo mejor es no hacer nada, no moverse. Pero la inacción sistemática precede al dolor y la muerte. Si no haces nada, si te quedas quieto donde estás, si no cuidas tu cuerpo, éste se degradará haciéndote sufrir hasta morir. Para experimentar placer hay que hacer algo. Para experimentar dolor basta con no hacer nada.
  • Hay mucho más dolor que placer (en intensidad, duración y número de ocurrencias).
  • Asumamos que empiezas en el cero, y que ganar 100 produce un placer de 100. Ganar 100 y después perder 100 no te deja a cero, como estabas antes. Te deja mucho peor.

 

En este texto trato de dar respuesta a dos preguntas muy relacionadas: “¿Existe una simetría entre sufrimiento y disfrute?” y “¿El sufrimiento puede ser compensado con disfrute?”.

Investigar la forma en la que damos respuesta a estas preguntas es muy relevante, ya que tal vez tengamos sesgos o cegueras que estén fomentando tomar malas decisiones, como el sesgo del superviviente. Entendiendo y evaluando mejor el sufrimiento y el disfrute podremos más fácilmente minimizar el sufrimiento y maximizar el disfrute, así como compensar las malas experiencias, si es que tal cosa fuera posible.

En lo que sigue emplearé las palabras “placer” y “disfrute” como sinónimos (de experiencias positivas), de la misma forma que “dolor” y “sufrimiento” significarán lo mismo (experiencias negativas). Las diferencias entre placer físico y psíquico; y dolor físico y psíquico, no las considero relevantes aquí.

 

¿Son el placer y el dolor valores de un único eje? ¿Cuántos ejes de experiencia hay?

Es común representar mentalmente el placer y el dolor respectivamente con valores positivos y negativos de un mismo eje (una única dimensión). Si bien esta metáfora tiene cierto sentido y valor descriptivo, en otros aspectos está equivocada.

Para completarla, podemos decir que el placer y el dolor también son en cierto modo como el azúcar y la sal. Azúcar y sal son sabores que podríamos describir como “opuestos” y que, sin embargo, pueden existir al mismo tiempo. Es decir, deberíamos hablar de dos ejes (con valores positivos) en vez de hablar de un eje (con valores positivos y negativos).

Aunque estamos acostumbrados a que nuestras experiencias sean tanto positivas como negativas, podríamos imaginar un mundo o un tipo de ser sintiente para el que sólo existieran experiencias negativas, o mucho más interesante, que sólo existieran experiencias positivas, tal como propone David Pearce en sus “Gradientes de bienestar”.

También podemos imaginar mundos o seres para los cuales todas las experiencias fueran neutras, e incluso, forzando un poco la imaginación, mundos o seres que no tengan dos, sino tres o más tipos de experiencias, que corresponderían con tres o más ejes.

 

¿Hay una simetría entre placer y dolor?

Placer y dolor son intuitivamente simétricos en el sentido de ser contrarios: buscamos el primero, pero tratamos de evitar el segundo. Pero en algunos aspectos podemos encontrar falta de simetría. Los siguientes son algunos casos de falta de simetría entre placer y dolor.

1.- Diferente coste o dificultad (posiblemente relacionado con la entropía y la segunda ley de la termodinámica)

Si un ser vivo sintiente de los que conocemos bien (animales) se desplazara a un lugar cualquiera elegido al azar en el universo, probablemente sufrirá intensamente y morirá (rápidamente, pero lamentablemente, no instantáneamente).

Provocar dolor es más fácil que provocar placer. Los seres sintientes necesitamos alimentarnos y adaptarnos constantemente al entorno. Por lo general, si minimizamos nuestra actividad, por ejemplo, si nos mantenemos inmóviles, sobreviene el dolor (por hambre, sed, frío, calor…). Esto ocurre salvo en situaciones muy puntuales en las que lo mejor es mantenerse inmóvil, como por ejemplo un oso hibernando en invierno. En cambio, para obtener placer (y sobre todo, para evitar el dolor), debemos expresamente hacer algo (salvo casos raros).

En resumen, el dolor viene solo, pero para conseguir el placer debemos trabajar por ello. Creo que la evidencia de esta asimetría es muy grande.

Si representamos placer y dolor mediante valores positivos y negativos de un mismo eje (en una única dimensión), con el placer a la derecha y el dolor a la izquierda, parece ocurrir que:

  • Siempre nos interesará desplazarnos hacia la derecha
  • Si no hacemos nada, probablemente nuestras experiencias se desplacen hacia la izquierda
  • Por lo general, nos costará un esfuerzo (energía, recursos) desplazarnos hacia la derecha
  • En definitiva, es como si el suelo se moviera bajo nuestros pies, y tuviéramos que andar continuamente para poder estar en el mismo sitio. Esta sería una versión extendida del concepto de la cinta de correr hedónica.

 

[Cuadro de texto: “Simetrías entre placer y dolor”]

Aunque este texto se centra en defender la existencia de asimetrías. es justo mencionar las simetrías, por mucho que se consideren evidentes

  • Buscamos el placer y nos alejamos del dolor (aunque podemos argumentar que nos dedicamos mucho más a lo segundo que a lo primero)
  • Podemos simular tanto la alegría como la tristeza, tanto el placer como el dolor.
  • Experiencias de tipo revelación o iluminación, aunque mucho menos frecuentes que las traumáticas, pueden transformar de cierta forma positiva y permanente al individuo.
  • Existe un cierto equivalente de la cinta de correr hedónica en cuanto al sufrimiento, al menos en algunos casos. Una ligera incomodidad que se hace crónica se vuelve aceptable e incluso se puede llegar a ignorar (por ejemplo, pasar un poco de frío y tener los pies mojados durante horas). No solo eso, sino que si de pronto se alivia (llegamos a un lugar cálido y seco), entonces se interpreta como placer. Cosa que no hubiera ocurrido si no hubiéramos estado primero en ese estado de incomodidad. De todas maneras, la simetría no parece muy fuerte, y el grado de adaptación a las experiencias positivas parece muy alto, casi absoluto, mientras el grado de adaptación a las experiencias negativas parece bajo. El dolor crónico leve puede ignorarse la mayor parte del tiempo, pero parece que deja algunas secuelas como una depresión leve constante.
  • Algunas modernas corrientes de psicología y pedagogía afirman que el premio funciona igual de bien o incluso mejor que el castigo. En función de como enmarquemos y ejemplifiquemos esto, será cierto. Pero en general, no lo creo.
  • Podemos “negociar” con nosotros mismos intercambios de placer y dolor en ambos sentidos (aceptar un dolor para obtener un placer, o rechazar un placer para evitar un dolor) aunque como argumentaré más adelante, se pueden interpretar que todos estos intercambios tienen como objetivo, en última instancia, y aunque sea de forma compleja, reducir el sufrimiento.

[/Cuadro de texto]

 

 

2.- Diferente cantidad

En mi opinión, otra asimetría que existe entre placer y dolor es que en la práctica hay mucho más dolor que placer.

Decir que hay “más” dolor que placer (o al contrario) puede significar varias cosas: ¿nos referimos al número de casos? ¿o tenemos en cuenta también la intensidad de las experiencias? ¿y su duración?

Si queremos cuantificar experiencias, ya sean positivas o negativas, es muy razonable tener en cuenta estos tres parámetros o dimensiones en las que las experiencias se despliegan, que son su intensidad, su duración y el número de ocurrencias.

  • Intensidad: parece haber un límite conocido al placer, difícil de superar, y sin embargo el dolor parece ser mucho más profundo y potencialmente mucho más profundo aún. Las experiencias más placenteras jamás conocidas nos pueden hacer “perder la cabeza” pero raramente hacen perder el juicio, mientras que las experiencias dolorosas son desquiciantes, pudiendo llevar al deterioro mental, la locura y la muerte. Por supuesto, esto puede cambiar en el futuro.
  • Duración: Las experiencias muy dolorosas son más largas y sus efectos negativos se alargan más en el tiempo, que las experiencias muy placenteras, cuyos efectos positivos se desvanecen con mayor celeridad. Como decía Eduardo Mendoza en boca de uno de sus personajes de novela (cito de memoria porque no encuentro la cita literal, pero la idea es fiel): resulta frustrante comprobar cómo un golpe de buena suerte no es suficiente para compensar toda una vida de sinsabores y miseria; y sin embargo, un revés de la fortuna sí que puede arruinar en un minuto toda una vida de felicidad.
  • Número de ocurrencias: creo que en un momento cualquiera hay más individuos sufriendo que individuos disfrutando. Este seguramente sea el punto más controvertido.

 3.- Diferente motivación

Creo que estamos mucho mas motivados para evitar el sufrimiento que para alcanzar el placer, y que muchas de las cosas que en principio parece que hacemos por placer pueden ser explicadas por un deseo de evitar el dolor. Además, creo que, de todas las posibles formas de compensar experiencias, la más habitual con diferencia es aceptar un sufrimiento pequeño para evitar un sufrimiento mayor. Todo esto lo explico en mayor detalle en la siguiente sección.

 

¿El sufrimiento puede ser compensado con placer?

Cuando hablamos de la posibilidad de compensar un dolor con un placer, obviamente no estamos diciendo que uno anule al otro en el sentido de dejar de existir, pero sí en el sentido de que el resultado global “es positivo”, es algo “bueno” (o mejor que otro resultado) y parece una buena decisión a tomar.

En cuanto a este tipo de “compensaciones”, creo que hay algo que hacemos continuamente, que es aceptar un pequeño sufrimiento con el objetivo de evitar un sufrimiento mayor. Esta preferencia tiene su simétrica, que es rechazar un placer pequeño si a cambio podemos obtener un placer mayor. Creo que la oportunidad de que se produzca esta segunda situación es mucho menos frecuente, y esto representa otra asimetría entre place y dolor.

En relación con estas “compensaciones” hay cuatro posibilidades que son interesantes de investigar, que numeraré como “1”, “4”, “13” y “16”. En realidad hay más opciones, pero muchas de ellas son triviales o son equivalentes a otras. Al final del texto detallo todas las combinaciones. Las cuatro posibilidades principales son:

  • Aceptar un dolor pequeño con el objetivo de evitar un dolor grande
  • Aceptar un dolor pequeño con el objetivo de obtener un placer grande
  • Rechazar un placer pequeño con el objetivo de evitar un dolor grande
  • Rechazar un placer pequeño con el objetivo de obtener un placer grande

Se pueden expresar en forma de pregunta:

  • ¿Aceptarías un dolor pequeño cuya consecuencia fuera evitar un dolor grande?
  • ¿Aceptarías un dolor pequeño cuya consecuencia fuera obtener un placer grande?
  • ¿Rechazarías un placer pequeño cuya consecuencia fuera evitar un dolor grande?
  • ¿Rechazarías un placer pequeño cuya consecuencia fuera obtener un placer grande?

Definir estas categorías de posibilidades a explorar mediante preguntas es muy intuitivo y directo, pero también puede resultar confuso o impreciso. En realidad no importa mucho si respondemos “Sí” o “No” a estas preguntas, sino en cambio, por una parte, identificar esa posibilidad, y por otra, saber qué es lo que deberíamos contestar o contestaríamos si tuviéramos toda la información necesaria, es decir, tratar de determinar cuál debería ser la respuesta si lo que pretendemos es maximizar la felicidad y minimizar el sufrimiento, ya fuera en un único individuo bajo criterios egoístas; o en varios individuos, si lo que buscamos es, de alguna forma, maximizar el bien común.

Una tabla con todas las combinaciones

La siguiente tabla representa todas las combinaciones relacionadas con “Aceptar” o “Rechazar” una experiencia (ya sea Dolorosa o Placentera) con el objetivo de Evitar u Obtener una experiencia mayor, ya sea Dolorosa o Placentera.

 

 

Otras asimetrías o pistas sobre asimetrías y entre experiencias buenas y malas

  • Parece más fácil provocar voluntariamente la transición a un estado de tristeza que a un estado de alegría. Por supuesto, salvo los actores que tienen que simular lágrimas, apenas nadie tiene interés en lograr lo primero, mientras que lo segundo es generalmente buscado y deseado. La asimetría está en que, al menos aparentemente, si pusiéramos los mismos esfuerzos en forzar la tristeza que en forzar la alegría, parece que lo primero sería más fácil de conseguir.
  • “En la mayoría de las sociedades y en la mayoría de las morales, las personas no se sienten éticamente obligadas a dar alegría a los demás, pero sí se sienten éticamente obligadas a evitar causar daño a otras personas. Los tribunales de justicia funciona de esta manera también. No se puede demandar a alguien por no darle un regalo de cumpleaños pero en cambio, se puede demandar a alguien por dañar una propiedad o actuar con violencia, etc.” –Alexander Bratchuli
  • El “sesgo del superviviente” refuerza la falsa creencia de que no hay tanto sufrimiento intenso en el mundo. El origen de esta falsa creencia es que no podemos encuestar a los humanos que no sobreviven a la experiencia del sufrimiento (intenso). Ver esta publicación de Janique Behman.
  • Magnus Vinding trata el asunto de las simetrías y compensaciones entre placer y dolor en su respuesta a este artículo (1,2 y 3) de Zach Groff.
  • “Una persona que es únicamente capaz de sufrir, desearía no existir. Pero una persona que solo es capaz de experimentar felicidad no desearía existir. Incluso ante la inminente desaparición, seguirá felizmente feliz.” —@abisjajo
  • Daño vs sanación: “Puede tomar menos de un segundo desgarrar un ligamento principal, mientras que para sanar tomará meses de fisioterapia, posiblemente cirugía y siempre la posibilidad de que nunca sane correctamente.” —@CarlosCardosoAN
  • La asimetría entre crear sufrimiento versus crear felicidad: está mal crear sufrimiento pero no está mal no crear felicidad. Por Jeff McMahan calls. Melinda A. Roberts y otros también han defendido esta asimetría. David Benatar destaca este argumento. Citado por Brian Tomasik.

 

Resumen

A modo de resumen de las ideas presentadas aquí, creo que abunda el sufrimiento y no el disfrute, y que el sufrimiento difícilmente puede ser compensado con placer. Creo que la mayoría de las veces (o incluso todas las veces), cuando creemos que aceptamos un pequeño sufrimiento para lograr un mayor placer posterior (o anterior), en realidad lo que estamos haciendo principalmente es aceptar un pequeño sufrimiento para evitar un sufrimiento mayor. Por ejemplo:

  • No comemos solo por placer, sino para prevenir el hambre. Lo fundamental de una comida es que calme el hambre.
  • No tenemos sexo únicamente por placer, sino por evitar el dolor provocado por la frustración que supone la tensión sexual no resuelta.
  • No buscamos un compañero solo por ser felices juntos, sino también por no estar tristes y solitarios.
  • No salimos de vacaciones una vez al año a un país lejano únicamente para disfrutar de nuevas experiencias, comidas exóticas y lugares paradisíacos, sino para evitar el aburrimiento y la frustración de quedarnos en la ciudad de siempre, haciendo siempre lo mismo.

En mi opinión, el motivo de esto es que el dolor y el sufrimiento son muy relevantes, mientras que el placer y la felicidad no lo son.

 

Otras asimetrías

  • A la hora de cantar, es mucho más fácil dar notas graves que notas agudas
  • A la hora de invertir, es más fácil comprar barato que vender caro. Es decir, es más fácil estimar correctamente que un valor está bajo (y por tanto, que va a subir o al menos no va a bajar mucho más) que estimar correctamente que un valor está alto (y por tanto, que va a bajar o al menos no va a subir mucho más)
  • Las cosas suben con mayor probabilidad de la que bajan. Los cuerpos celestes tienden a la forma geométrica de la esfera.
  • Es más fácil romper un huevo que crear un huevo.

 

Contra-ejemplos

  • El calor hace que las cosas suban.
  • Las gallinas convierten los granos de maíz en huevo. La planta del maíz convierte sol, tierra y agua en granos de maíz.

 

Valoración y estimación

  • Fase inicial del universo: toda la materia inerte, máxima entropía
  • Fase ascendente del dolor, desarrollo de la vida. Parte de ella descubre cómo evitar el sufrimiento.
  • Máximo dolor, equilibrio entre materia inerte y materia viva (alguna sufre, otra no)
  • Fase descendente del dolor, la vida sin sufrimiento ocupa cada vez más nichos
  • Fase final del universo: toda la materia es materia viva sin sufrimiento
Posted by Manu Herrán

Founder at Sentience Research. Chief Advisor at The Far Out Initiative,

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