Individualismo Vacío, Abierto y Cerrado

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Robert Anson Heinlein propone en una de sus novelas (¿Tiempo para amar?) una anestesia que no elimina el dolor, sino el recuerdo del dolor.

Por supuesto, ninguno de nosotros querríamos esa anestesia. La parte desconcertante del asunto es que, después de haberla empleado, no podríamos tener ninguna queja en relación a ella.

Este caso teórico y otras muchas situaciones sorprendentes se explican claramente si aceptamos la idea de que en cada instante somos una persona diferente.

Por ejemplo, es habitual acceder a algún recuerdo de la adolescencia y avergonzarse de uno mismo, de lo que hicimos o incluso de lo que pensábamos en aquel momento. Parece como si aquello lo hubiera hecho otra persona. Puede llegar a ser humillante o casi inconcebible que hubiéramos sido capaces de pensar o hacer tal cosa. Pero esto se explica sencillamente si aceptamos que precisamente estamos hablando de otra persona: mi “Yo del pasado”. A cada milisegundo (o unidad mínima de tiempo) somos una persona diferente. A esto se le llama Individualismo Vacío.

¿Sería buena idea usar una anestesia que no quita el dolor sino solamente el recuerdo del dolor? La respuesta correcta es que sería bueno par a mi “Yo después de la intervención” pero de ninguna manera para mi “Yo durante la intervención”. Si hablamos del pasado no parece que podamos hacer gran cosa, pero si hablamos del futuro, esa anestesia no es de ninguna manera buena para mi “Yo del futuro durante la intervención”.

En general, parece que usar esa anestesia no sería una buena idea. Pero para valorar esto tendríamos que tener en cuenta todos los yoes. ¿Y por qué tener en cuenta sólo los yoes de mi línea temporal futura y no todos los yoes de todos los seres que sienten? ¿Que tienen los yoes de mi línea temporal futura que no tengan otros?

El sufrimiento de mis “yoes del futuro” es tan relevante para mi “Yo actual” como el sufrimiento de otros individuos del futuro que no sean “Yo” en mi línea temporal. De hecho, para un “yo” determinado, el sufrimiento de otros yoes, tanto del pasado como del futuro, y tanto de la propia línea temporal como del resto de líneas temporales, es igualmente relevante.

Esto se entiende muy bien con el ejemplo de la anestesia de Heinlein. Imaginemos que hemos sido intervenidos de una operación de rodilla con esa anestesia que sólo borra los recuerdos. Al finalizar la operación, nos lo confiesan. Por supuesto, esto nos indignará, pero mi preocupación por mi “yo del pasado durante la intervención” depende de mi memoria y de ese vínculo que he creado con mis otros yoes. Sin embargo, ese “yo del pasado durante la intervención” está casi tan desconectado a mi “yo presente” como cualquier otro yo. Apenas está conectado por una memoria imperfecta que además puede ser engañada.

Si queremos hacer referencia al hecho de que la subjetividad existe, y decir que hay algún tipo de identidad subjetiva (algún tipo de “Yo”), parece más correcto reconocer que, o bien esa entidad se encuentra diseminada en infinidad de yoes pequeños, o bien que en esencia se trata de una única entidad subjetiva que abarca todos los seres en todos los momentos, aunque no seamos capaces de percibirlo completamente. Como en el cuento del elefante a oscuras, en el que uno sólo tocaba la trompa, otro la oreja y otro la pata. En vez de pelearnos diciendo, unos que parece una serpiente, otros una hoja gigantesca, y otros una columna, puede ser más adecuado hablar de un único ser que se manifiesta de diferentes formas.

Es decir, parece más adecuado decir que sólo existe un único ser subjetivo, del cual cada uno de nosotros, en cada momento, percibimos sólo una pequeña parte. A esto se le llama Individualismo Abierto o Hipótesis de la Subjetividad Única, la cual traté de describir junto con el Individualismo Cerrado, aunque no con ese nombre, en mi libro Arena Sensible.

Es verdad que hay una fuerte aparente continuidad de la subjetividad vinculada a cada cuerpo a lo largo del tiempo. La continuidad de la identidad (la continuidad del “Yo”) es una ilusión persistente. Algunos incluso piensan que el yo no sólo es continuo sino pre-existente e inmortal. Pero debemos reconocer que nuestra limitación para experimentar lo que experimentan otros cuerpos ahora, en el presente, es similar a la limitación que tenemos para experimentar nuestras propias experiencias del pasado y del futuro. No hay mucha diferencia entre las experiencias “nuestras” y “las de otros”, más que las asociaciones que vamos haciendo en nuestra mente, mediante recuerdos del pasado y previsiones del futuro.

Es cierto: subjetivamente, experimento un hilo de consciencia que viaja en el tiempo en una única dirección y en un único cuerpo. A esto se le llama Individualismo Cerrado. Pero también tenemos la experiencia de que las cosas caen “hacia abajo”. Nuestras experiencias son siempre ciertas y auténticas en tanto que son experiencias subjetivas, y por tanto incontestables. Pero cuando las definimos o describimos, podemos estar cometiendo errores. Es totalmente cierto que las cosas caen hacia abajo. La cosas caen. Caen hacia abajo. Lo hacen. Sabemos con certeza que eso ocurre. Pero esto no quiere decir que la expresión “caer hacia abajo” sea correcta ni que describa bien la realidad. De la misma manera, hablar de nuestro yo como una entidad que viaja en un hilo temporal encaja perfectamente en nuestra experiencia subjetiva, y como tal es cierta. Pero esto no quiere decir que esta descripción sea fiel a la realidad. Si encontramos aspectos inexplicables de esta descripción (el Individualismo Cerrado) y en cambio otras descripciones encajan mejor (el Individualismo Vacío y el Individualismo Abierto), sería más honesto empezar a aceptar estas últimas, aunque sean menos intuitivas.

La percepción parcial de nuestro Yo en forma de hilo que viaja en el tiempo en una única dirección pudo haber sido evolutivamente seleccionada. ¿Cómo podríamos saber si esto es cierto? Podríamos crear simulaciones informáticas de mundos en los cuales se representen distintas percepciones parciales de la realidad y ver cuáles de ellas prosperan en un entorno evolutivo (donde exista escasez, recombinación y mutaciones). Esto es exactamente en lo que me encuentro trabajando ahora. Creo que podemos representar teorías filosóficas metafísicas en simulaciones informáticas y dejarlas evolucionar y de esta forma aprender mucho de ellas. Entenderlas mejor y valorar su verosimilitud mejor. En el enlace anterior explico por qué esto es importante.

¿Qué tipo de posibilidades podríamos representar y valorar evolutivamente? Se me ocurren infinidad de ellas: las experiencias subjetivas podrían acumularse de forma que cada uno experimente en cada momento todo lo que fue experimentando en el pasado. O en una ventana temporal que se puede ir atenuando o no. Podríamos experimentar lo que experimentan los seres cercanos a nosotros en el espacio. Podríamos estar compuestos de diversos niveles de seres que experimentan, en forma de muñecas rusas. Podríamos todos experimentar lo que experimentan todos. Podría haber grupos de dos o más subjetividades dentro de cada cuerpo, compitiendo y colaborando para evitar sufrir. Podría haber conexiones puntuales entre las subjetividades de parejas de individuos, que bajo ciertas condiciones se funden en uno, etc.

No pretendo representar directamente todas estas posibilidades, sino crear mundos simulados donde existan los componentes básicos que pueden generar este tipo de cosas (de forma simbólica; no pretendo generar sintiencia) y ver si ello ocurre o no y cómo. De esta forma podremos entender mejor y valorar mejor la verosimilitud de las distintas posibilidades o teorías filosóficas, como el Individualismo Vacío, el Individualismo Abierto y el Individualismo Cerrado.

Por supuesto, es posible que alguien ya haya tenido esta idea antes, y nuestro universo sea precisamente dicha simulación.

 

Aplicaciones prácticas del Individualismo Abierto y Vacío

Psicología

El Individualismo Vacío (y su primo hermano, el Panpsiquismo) explica no solamente que nuestra personalidad cambie a lo largo del tiempo, si no también que en un mismo instante nuestro comportamiento este marcado por el resultado de la tensión entre diversas entidades emocionales con opiniones y objetivos muy diferentes, habitualmente contrapuestos. Estas entidades no serían módulos lógicos abstractos insensibles: serían entidades con auténticas experiencias subjetivas. Si alguien nos preguntara cosas como: ¿qué deseas hacer?, ¿qué opinas?, ¿qué quieres?, ¿qué piensas de mi?, ¿qué sientes hacia mí?… una posible respuesta sería: ¿a cuál se mis yoes lo estas preguntando? El Individualismo Vacío explica perfectamente que en un momento deseemos o decidamos algo y al cabo de un segundo algo incompatible. Esto es muy habitual en los conflictos sentimentales y de pareja. Una conclusión es que no deberíamos exigir al otro (ni a nosotros mismos) una perfecta coherencia en los sentimientos (y mucho menos en la manifestación de estos). Además de frustrarnos y reprochar a otros su inconsistencia emocional, podríamos tratar de profundizar en estos sentimientos contradictorios para identificarlos, entenderlos y expresarlos mejor, aceptando sus contradicciones que en el modelo del Individualismo Vacío quedan perfectamente explicadas.

 

Altruismo

El Individualismo Abierto y el Individualismo Vacío ofrecen un argumento a favor del altruismo basado precisamente en el egoísmo. Según estas teorías, las acciones supuestamente egoístas que pretenden favorecer a mi “Yo del futuro” son en realidad acciones altruistas hacia mi “Yo del futuro”. Si tal como dice el Individualismo Vacío, todos los “yoes del futuro” son igualmente ajenos a mí, sean o no de mi propia línea temporal, sería más adecuado poner en marcha dicha acción egoísta en favor de aquellos yoes del futuro que más lo necesiten, ya que el sistema en conjunto se comporta como si solamente hubiera una sintiencia, tal como indica el Individualismo Abierto y la acción más inteligente y egoísta sería ayudar a aquellos seres que más lo necesiten, pues todos ellos son “yo”. Por supuesto, esto incluye a todos los seres que sienten, no solo los seres humanos. Tendríamos que priorizar, en primer lugar, evitar el sufrimiento intenso.

 

La metafísica del fin del sufrimiento

Las cosas no caen hacia abajo, sino que se ven atraídas hacia el centro del planeta Tierra, siendo este un modelo que se puede complicar incluyendo otros cuerpos celestes. La diferencia no es importante en el ámbito local, pero es fundamental entenderla si nuestro plan incluye escapar del planeta. De la misma forma, conocer como es realmente la sintiencia (Individualismo Abierto, Individualismo Vacío) no parece muy importante si ésta en la práctica se manifiesta de otras formas (Individualismo Cerrado), pero en un proyecto que pretenda escapar de todo el sufrimiento es absolutamente imprescindible. Por supuesto, esto puede sonar tan descabellado y ambicioso como escapar de la gravedad del planeta Tierra. Hace unos siglos nadie en sus cabales hubiera propuesto algo así, o si lo hubiera hecho, hubiese sido ridiculizado como un loco pretencioso.

 

¿Son convincentes el Individualismo Abierto y el Vacío?

El Individualismo Abierto no es ninguna novedad. El Individualismo Abierto o su equivamente expresado en términos similares o mediante metáforas y simbolismos, está presente en infinidad de tradiciones místicas y filosóficas, de una forma u otra: (“Todo es Uno”, “Dios es todo lo que existe, y todos nosotros somos Dios. Tú eres Dios”).

Por su parte, el Individualismmo Vacío podamos trazarlo hasta las aporías de Zenon, como “Aquiles y la tortuga”, el río de Heráclito (“Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces”) o los calcetines de Locke, e indudablemente recibe un importante empuje gracias a los avances tecnológicos (sistemas digitales, píxels, dígitos binarios, videojuegos, …) además de gracias a la cuántica y a las matemáticas discretas.

El Individualismmo Vacío es mucho más facil de argumentar que el Individualismo Abierto. Sin embargo, creo que Individualismo Abierto es mejor. Personalmente, hace años y después de pensar mucho en todo esto, en determinado punto llegué a la conclusión de que el Individualismo Abierto era la mejor explicación o interpretación de la realidad, la más probable. Desde entonces no he encontrado ningún buen argumento en contra. Como he explicado, el Individualismo Abierto no es ninguna novedad. La dificultad está en ofrecer una buena explicación de por qué es una buena interpretación de la realidad, una interpretación mejor que el Individualismmo Vacío y por supuesto, mejor que el Individualismmo Cerrado, aún siendo estas dos descripciones correctas bajo ciertos parámetros, de la misma forma que la física clásica la podemos dar por correcta en cierto contexto, aunque la física cuántica sea mejor.

¿Por qué el Individualismo Abierto es mejor explicación que el Vacío y que el Cerrado? En palabras de Iacopo Vettori:

El individualismo vacío es similar al individualismo cerrado, porque ambos tratan de explicar la existencia de uno mismo mediante el conjunto de eventos que produjeron el “yo”. El individualismo vacío es el intento extremo de reconciliar esa explicación con una visión reduccionista del universo. En mi opinión, incluso ese intento está viciado por la irracionalidad de presuponer que de todos modos debe existir algún conjunto de eventos que produzcan el “yo”. Una vez que comprendamos que producir un nuevo organismo 100% igual a otro cuerpo no es suficiente para explicar por qué solo uno ellos lo percibimos como “yo”, el Individualismo Abierto sigue siendo la única explicación racional posible de por qué “yo” existo. Ese es el núcleo de mi total convicción.

 

Agradecimientos

Gracias a Jonathan Leighton, Robert Daoust y Joe Kern por leer y ofrecerme sus impresiones de este borrador. Algunos de estos comentarios fueron hechos en el Grupo de Facebook de Open Individualism.

 

Lecturas adicionales

 

Sobre el documento

  • Primera versión: Jul. 2018
  • Actualizado: Ago. 2018

 

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Posted by Manu Herrán

Founder at Sentience Research. Associate at the Organisation for the Prevention of Intense Suffering (OPIS).

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